25 jun 2015

DÍA 3 – Ciudad Prohibida, Plaza Tiananmen, Templo del Cielo


Salimos bien temprano porque de tarde nos íbamos a Shanghai, y queríamos aprovechar el día. Queríamos entrar a la plaza Tiananmen pero no pudimos, tuvimos la mala suerte de que había una maratón así que imagínense la cantidad de chinos que había. La vimos desde la vereda de enfrente, ya que estaba toda vallada. Debe ser una de las pocas plazas en el mundo que no es de libre acceso y está toda vallada y con muchísima seguridad. Seguimos avanzando y entramos a la Ciudad Prohibida, lugar donde vivían los emperadores de las dinastías. Es toda una ciudad amurallada inmensa, con palacios y jardines adentro. Nos alquilamos una audio guía para entender mejor lo que íbamos a recorrer. Igualmente no funcionaba muy bien, pero algo entendimos. Es impresionante que ahí hace tantos años vivía el emperador, su familia y todos sus empleados, un lugar enorme, tan enorme que le sobraban cuartos y le daban utilidades que no eran necesarias por ejemplo 2-3 cuartos destinados a que el emperador se vistiera. Obviamente todo lo que se ve ahí es milenario pero dentro de todo se mantiene bastante, es cierto que los lugares importantes y a la mayoría de las cosas no te dejan acceder, está con cintas bloqueando la entrada o directamente cerrado y se ve detrás de un vidrio. No era lo que esperábamos encontrar pero es una realidad, la única forma de mantener cuidado todo eso es cerrando el acceso. No sólo por los turistas sino también por los locales, son bastante descuidados y despreocupados, para ellos eso estaba ahí y había que disfrutarlo en el momento no importa si perdura. La figura mitológica que más se veía en el techo y dentro de los salones era el dragón, por lo que entendimos es símbolo del poder que tenía el emperador. Lo que nos encantó fue el Jardín Imperial, es una zona dentro de la ciudad prohibida que hay todo árboles, flores, fuentes, piedras gigantes. En este lugar es donde el emperador y su familia se distendían y paseaban, es más ahí el emperador se inspiraba y escribía poemas. Realmente la ciudad prohibida es un espectáculo en sí mismo, tiene muchísima historia y es un lugar precioso al que hay que destinarle muchas horas para poder recorrer todo, cosa que nosotros no contábamos. Vimos lo que el tiempo nos permitió y lo que más o menos sabíamos que había que ir.


 
 
De ahí, ya a mediodía, nos fuimos con Mauri en un metro hasta el Templo del Cielo. El cansancio y el calor estaba dominando pero los 3 dijimos “acá no volvemos así que el cansancio puede esperar”. No teníamos mucha idea al bajarnos del tren para que lado había que ir, lo que pasa en China a diferencia de otros países que hemos estado, que las cosas como carteles, metros y mapas están únicamente en chino y si encontras algo en inglés no podes recurrir a nadie porque no saben ni les importa saber. Finalmente supimos para donde salir y empezamos camino, al llegar había que sacar la entrada, la funcionaria para nada simpática nos dios las 3 entradas y entramos sin mucha pregunta. Ya al ingresar, estas en un parque enorme, precioso, muchísimo verde, mucha variedad de arbustos y árboles, todo eso muy lindo. Un sendero prolijo daba sensación de haber entrado a otro mundo. A mitad de camino había una especie de banda de veteranos que tocaban de todo tipo de instrumentos y habían algunos que cantaban, muy lindo el sonido que salía de ahí. Seguimos camino un poco corriendo un poco disfrutando y vimos a lo lejos el Templo del Cielo. Es una triple cúpula con 6 columnas por fuera y 9 en el interior. Al llegar a la puerta había otra entrada de ticket y dijimos “otra vez? Ya fue, sacamos la foto de afuera que se ve precioso” un par de fotos y Mauri fue a probar suerte a la puerta a ver que pasaba, cuando queremos acordar lo vemos del lado de adentro. La entrada que habíamos comprado incluía la entrada al Templo, así que entramos los 3…casi casi quedamos afuera por no preguntar. Adentro no había tanta gente, se podía transitar y sacar fotos sin problema, igualmente nos encontramos con la misma barrera que en la ciudad prohibida, al interior donde están las 9 columnas no te dejan entrar así que sacar fotos de afuera. No se ve tan lindo como en Discovery pero estuvimos ahí.

 
 
Después de varias fotos y descansar las piernas vuelta para atrás que todavía teníamos que almorzar y salir al aeropuerto ya que esa noche volábamos a Shanghai. La vuelta fue más corta y sencilla de lo que esperábamos, pasamos por el mc donalds (lo único conocido, confiable y “sano” que había en la vuelta) y seguimos hasta el hostel. Una vez terminado el viaje y ya en el aeropuerto nos enteramos que el vuelo estaba retrasado, de eso nos dimos cuenta solos nadie vino a decir nada, era importante que ese vuelo justo ese no se atrasara porque al otro día empezaba el curso obligatorio y por reglamento debíamos estar en Shanghai en el hotel antes de la 01:00. A todo esto, si el vuelo salía en hora llegaba 22:30 al aeropuerto eso significaba más o menos 23:00 en el hotel…pero la cosa se empezaba a complicar…una vez a bordo del avión ya media hora atrasados, esperamos 1 hora más en la pista…el tiempo se acortaba más y ya veíamos la multa en puerta. El vuelo termino saliendo 22:15 y tocamos tierra 00:20, lo trajo calzado el hombre. Salimos corriendo literalmente, llegamos a la cinta transportadora y por arte de magia las primeras 13 valijas en aparecer eran las nuestras, hasta ahora jamás había sido todo tan rápido, igual la odisea todavía no terminaba…había que tomarse un taxi que entendiera la dirección, fuera rápido y nos dejara en menos de 25 minutos en el hotel. Entre gritos y alboroto al taxista, 3 coches salieron en dirección al hotel. Por suerte encontramos uno que tenía GPS y sabía usarlo y el tener la dirección en chino colaboro. Después de correr y transpirar mucho llegamos al hotel 00:57…nunca nos salió todo tan redondo como esta vez. Sin multa y cansados nos fuimos a dormir.

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