Arrancamos para el Templo Sensoji que quedaba muy cerca del
hostel, era un día hermoso de sol y una temperatura ideal para caminar. Al
llegar al templo ya de arranque nos gustó un poco más que los anteriores,
estaba todo muy bien mantenido y con lindos colores. Estaban las típicas
construcciones japonesas con esos techos bien característicos y unos parques
con flores muy bien cuidados. La gente en Japón es muy respetuosa de sus cosas
y las cuidan mucho para poder disfrutarlas. Detrás del templo había un mercado,
una especie de feria donde se podía encontrar de todo. Muchos puestos uno al
lado del otro, que vendían desde comida hasta souvenirs.
Después de caminar por
ahí, y comprar la banderita de Japón, seguimos camino hacia el parque Ueno. Nos
habíamos comprado algo para comer sentados en el parque, otro picnic
improvisado. Luego de comer, salimos a recorrerlo y nos encontramos con
escuelas y liceos, niños jugando con sus padres. Nos gustó mucho caminar entre
toda esa gente, viendo como los niños jugaban y se divertían. Se notaba que
disfrutaban ese lugar y se los veía felices y distendidos. Había también
personas mayores caminando por el parque disfrutando de ese hermoso día.
Nos
fuimos mirando el mapa camino hacia el Estadio Nacional, nos tomamos un metro
hasta una estación cercana y caminamos un poco por la zona hasta llegar al
estadio. Estuvo muy bueno caminar por esas calles ya que sentimos que estábamos
en el Tokio que uno ve por la tele. Edificios grandes, calles con mucha gente,
grandes empresas, trenes, puestos de comida, autos. Éramos espectadores y parte
de todo eso y un poco como que no lo podíamos creer. En una, doblamos 2 cuadras
hacia la izquierda, enfilando para el lado del estadio, nos metimos en un
callejón y como por arte de magia el ruido de autos y de gente desapareció. No
sabemos cómo pasó eso, pero fue así y se disfrutó mucho. Pasamos a estar
caminando por el costado de un parque que terminaba en la zona del estadio.
Llegamos a una esquina y vimos lo primero del estadio, una tribuna a medio
demoler y grúas alrededor. Fue un poco triste, pero estábamos ahí y no íbamos a
perder esa oportunidad. Sacamos nuestras banderas y arrancamos a sacarnos
fotos. Había un cartel que decía Estadio Nacional de Tokio puerta Sendagaya, y
ahí posamos para las fotos. Arrancamos a dar la vuelta olímpica, como no podía
ser de otra manera, para recordar esas copas. En el momento no se nos ocurrió,
pero Nacho y Gonzalo que también fueron después, consiguieron unos escombros de
las tribunas y nos regalaron un pedacito, así que tenemos en nuestras valijas
un pedazo de gloria.
Seguimos camino hasta la estación de tren para ir al cruce
famoso Shibuya. Buscando tomar un helado nos metimos sin querer en otro
mercadito lleno de gente. Había gente muy rara vestida, una especie de Anime
pero raro. Nos fuimos sin nuestro helado, porque queríamos un helado normal, y
encontrar algo que no tenga té verde o arroz, es complicado. No existen los
palitos de agua por estas zonas del mundo.
Frente a la estación había una casa
de deportes que vendían de todo. Entramos y lo primero que vimos era la remera
del Barcelona, obvio que fuimos a buscar si estaba la de Suarez. Estaba la de
Suarez y la de Messi, esta última adelante del todo. Sin dudarlo agarramos la
número 9 de Suarez y la pusimos encima de la 10 de Messi, para que todo el
mundo la pueda ver. Uruguay noma!!!
Luego fuimos a recorrer un poco las calles de por ahí, buscando el Club Sega que nos habían dicho que estaba bueno. Nos dijeron que jugáramos al tejo. Lo encontramos y fuimos a jugar. Al principio un tejo normal, solo que tenías 2 manguitos y el arco y la mesa eran más grandes. Salió el primer tejo y todo normal, el segundo tejo un poco más chico de lo normal…. Metimos ese tejo chico y la máquina prendio unas luces y se apagó, creímos que había terminado, y arrancaron a salir como 30 tejos juntos. Fue un desquicie de golpear tejos como dos tarados, intentando meter la mayor cantidad. Al meterlos todos nuevamente salieron montones de tejos. Estuvo muy bueno ese tejo al estilo japonés. En ese mismo lugar había otras máquinas que los japoneses jugaban, unos que tocaban el tambor, otro parecido al juego de bailar con las flechitas, pero con las manos y en una pantalla, había dos tipos que iban a una velocidad tremenda. Volvimos al cruce y lo cruzamos por última vez con todas las luces de los edificios prendidos ya que era más de noche. Nos tomamos nuevamente el metro para volver al hostel a dormir. Al otro día nos íbamos tempranito a China.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario