Comenzamos este día con un sol divino, una día
espectacular para ir a la playa. Tomamos unos tuc tuc y partimos a la playa Las
Cabañas u Orange Beach como también le dicen. Unos 15 minutos de viaje en una
moto con un agregado de chapa con asiento (eso es un tuc tuc), en las subidas
parecía que se iba quedando pero no, llegamos.
Al bajarnos había que caminar
por un sendero de tierra rodeados de árboles y arbustos hasta la playa. Llegar
y ver esa playa fue quedarse sin palabras, realmente un paraíso. El color del
agua es hermoso con contrastes por las piedras y la diferencia de profundidad a
la distancia, además bien calma, la arena blanca con unas palmeras y parador,
reposeras con mesas que te podías poner al sol o a la sombra, hacías el pedido
en el parador y te lo llevaban para ahí, unos reyes, justo lo que estábamos
necesitando a esta altura del viaje, descansar y estar tirados sin nada que
hacer ni pensar.
Todo el día en la playa, nos quedamos hasta el atardecer, que
fue creo el mejor que vimos desde que empezamos el viaje. Ver el sol ponerse
entre los cerros y el brillo del agua dio mucha tranquilidad. Al volver al
hostel había que ir al centro a contratar los tour para hacer y ya que
estábamos comprar las cosas para el cumple sorpresa de Vale que era al otro
día. Una vez conseguido todo, salir a cenar. Un restaurante con música en vivo
en la playa con velas en las mesas, seguía sumando paz.
En un momento la gente
de la mesa de atrás empezaron a hablar con nosotros y resultó ser que era
polacos y les colgó la idea del viaje, estaban un tanto colocados porque se
habían tomado una botella de gin y eran no más de 7 personas. Nos preguntaron
si nos gustaba el gin y como dijimos que si allá fue a averiguar si tenían, ahí
dijimos todos “tenemos que pedir la cuenta e irnos no sea cosa que nos carguen
una botella!!” lo cual fuimos muy mal pensados porque volvió con una botella de
tequila y vasos para todos. Ahí empezó la locura con los polacos, 3 tequilas y
terminamos haciendo trencito en la playa el cual lo encabezaba una señora
adulta mayor y terminaba con 2 niñas…muy fuerte!! Todo eso nos ayudo a aguantar
a las 12 para el cumple de Vale. Llegamos al hostel corriendo y pensando que
podíamos hacer para que no se diera cuenta y aprontar todo lo preparado
(muffins que decían FELIZ CUMPLE, globos y alguna cosa más), todo salió
bárbaro. De ahí salir a bailar con los globos para seguir festejando, lo cual
no fue buena idea porque al entrar la gente se descontrolo y empezaron a pichar
todos los globos como locos, de los 24 se salvó 1. Huimos a otro baile (al
lado), donde sin saber había un escudo que decía “CONSULADO DE URUGUAY”,
increíble, se lo habían regalado a uno de los dueños del baile (como lo obtuvo
el que lo regalo, nadie lo sabe). En el baile no había nadie pero en las mesas
afuera si, pedimos si nos ponía el pendrive y al ritmo de “El Gucci” empezó la
noche. La verdad muy divertido, eramos solo nosotros y 2 “oriundos” que se
coparon y bailaban con nosotros. La gente muy buena onda, el dj bailando con
nosotros y cada tanto se acordaba que tenía que poner él la música volvía a su
lugar. Termino la noche (2am, se sale muy temprano) y a dormir que al otro día
ya teníamos reservado el tour A.
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