Desayunamos
y salimos bien temprano aprovechando que estaba fresquito antes de que
calentara el sol, y arrancamos rumbo al Coliseo. Después de caminar un rato
llegamos y la verdad que fue algo espectacular ver esa estructura inmensa de
tantos años tan bien conservada. Queríamos aprovechar que no hacía tanto calor
para recorrer el Foro romano antes de entrar al Coliseo, así que seguimos de
largo. Al llegar al Foro romano fuimos a sacar las entradas y para nuestra
sorpresa como era el primer domingo del mes todas las atracciones turísticas
eran gratis ese día, así que arrancamos bien. El Foro que es donde se situaba
la antigua ciudad y quedan los restos de algunas de las construcciones de la
Roma antigua. Pudimos ver como estaba pensada la ciudad y los diferentes
templos, monumentos y caminos que tenía. Recorrimos gran parte y ya empezó a
picar el calor.
Salimos y caminamos un poco hacia el monumento a Víctor Manuel
II, último Rey de Cerdeña y primer Rey de Italia, un edificio muy grande con
una arquitectura de mármol parecida al Palacio Legislativo. Entramos y
recorrimos una especie de museo que hay, y subimos lo más alto que se podía
para sacar fotos desde lo alto.
Buscamos un lugar para almorzar y nos pedimos
terrible plato de pasta como para reponer energías. Luego salimos y en frente
pudimos ver el Foro de Augusto que se hizo para tener un templo en honor a
Marte, dios romano de la guerra, y además para tener más espacio en la ciudad
que ya estaba superpoblada. Ya pegando la vuelta volvimos a llegar a la zona
del Coliseo, esta vez para recorrerlo por dentro. Hicimos un poco de cola, ya
que había mucha gente al ser el día gratis. Iba bastante rápido así que
entramos y recorrimos los diferentes pisos primero por adentro de lo que
vendría a ser las tribunas, y luego sí para salir a ver el interior del
Coliseo. Hay algunas partes de lo que vendría a ser la arena que están en mal
estado, pero se pueden apreciar los diferentes niveles que tiene debajo del
piso. Fuimos dando la vuelta buscando cada rincón para sacarnos algunas fotos.
En su época tenía la capacidad para albergar hasta 50.000 personas, donde se
podían ver luchas de gladiadores y otros espectáculos públicos. Luego de
recorrerlo, fuimos pegando la vuelta hacia el hotel para bañarnos y descansar un
poco. Habíamos pasado mucho calor y caminado bastante, pero valía la pena tanto
esfuerzo.
Nos
íbamos en la tarde hacia Roma, pero no hicimos mucho esa mañana, aprovechamos
para descansar y ordenar un poco las cosas. Ceci y Sandra salieron a comprar
unas cosas ahí cerca del hostel y yo me quedé mirando la tele. Ya cerca del
mediodía salimos rumbo al aeropuerto para tomar el vuelo hacia Roma. Estuvo
bastante movidito el vuelo así que no nos aburrimos mucho. Ya en Roma salimos
del aeropuerto Fiumicino buscando el servicio de bus que te llevaba hasta el
centro. Tuvimos que caminar un poco para encontrarlo pero llegamos bien a
tomarlo. Ya estaba oscureciendo pero pudimos ver al llegar al centro que
pasábamos por el costado del Coliseo romano todo iluminado, algo realmente muy
lindo y que nos tomó por sorpresa. El bus llegó al costado de la estación de
tren de Termini, y fuimos caminando hasta el hostel a unas cuadras. Era una
zona bastante movida y de muchos hoteles y restaurantes, pero nuestro hotel no
aparecía. Las calles se iban haciendo oscuras y la numeración no llegaba.
Resultó que el nuestro estaba como a 3 cuadras bastante oscuras de toda la
movida, pero por fin llegamos sin problemas. El dueño nos chistó desde la
puerta porque se dio cuenta que éramos nosotros. Se llamaba Reza y era el dueño
del Guest House, que es como un hostel pero en realidad es la casa de alguien y
vos alquilas habitaciones. Nos explicó todo y la verdad re bien, nos tiró
piques de paseos y de los metros, de iglesias y plazas para visitar. Fuimos al
bar de la esquina a comer unas pizzas como no podía ser de otra manera al estar
en Italia. Luego a dormir para recorrer con ganas todo mañana.
Otra vez
tempranito a tomar el metro para llegar a la zona de atrás del Louvre, de donde
salía el tour para ir a Brujas. Nos subieron a una camioneta donde íbamos con
dos argentinas madre e hija, y 2 Taliandesas. El guía arranco a hablar en
inglés porque entendió que hablábamos todos inglés. Algo entendíamos pero
bueno, era mejor si hablaba en español. Después le dijimos y resultaba que
sabía español, así que repitió todo en español, y ahí entendimos todo. Nos
habló de porque la ciudad se encontraba con todas sus construcciones
originales. Resulta que en la segunda guerra mundial podría haber sido
bombardeada pero un general prometió que si iban a luchar lo iban a hacer
afuera de los muros, para no destruir todo ya que le gustaba mucho la ciudad.
Por este motivo esta todo original. Además nos dijo que cuando vino la
revolución industrial muchas ciudades europeas fueron renovándose, y Brujas no
tuvo la inversión en ese momento y fue muriendo de a poco, perdiendo comercio y
población. Durante años era un pueblo olvidado y viejo, y hoy en día su mayor
atractivo turístico es justamente eso, que todo es de una época que ya no
quedan ciudades de ese estilo. Teníamos como 4 hs de viaje hasta Brujas así que
nos dormimos gran parte del viaje. Llegamos y recorrimos un poco las calles
yendo hacia una zona en donde íbamos a tomar un barquito para pasear por los
canales que tiene. Estuvo muy bueno el recorrido y pudimos ver hermosas
construcciones de épocas antiguas muy bien conservadas. Volvimos hacia el lugar
de salida y teníamos toda la tarde libre para comer y recorrer las calles.
Fuimos a comer a un bar muy lindo y muy sencillo donde comimos muy bien. Luego
a seguir caminando para recorrer los puentes, las calles angostas, los
edificios estilo gótico, las iglesias antiguas, plazas llenas de gente
paseando. Era un muy lindo lugar y muy diferente a cualquier otra ciudad que
conocíamos. Compramos un adornito para llevar de recuerdo y unos chocolates
porque nos dijeron que lo que caracterizaba a Brujas eran los chocolates, la
cerveza y las puntillas. Los chocolates riquisimos, la cerveza muy buena y las
puntillas...para quien le gusta ese estilo estaban lindas también. Seguimos la
vuelta ya acercándonos hacia el lugar donde nos esperaba la camioneta, pero
antes pasamos por algunas casas de ropas para mirar un poco. De más está decir
que la prolijidad y el orden eran impresionantes, no había nada fuera de lugar,
parecía que estabas en un estudio de grabación de una película y que todos eran
actores. Seguimos camino y mirando la iglesia enorme que se veía de lejos,
fuimos hasta la camioneta, aunque nos costó encontrarla un poco. Nuevamente
volvíamos a la ruta camino a París, que la disfrutamos un poco más que a la
ida. Autopistas impecables con muchos carriles donde se maneja realmente rápido
pero muy seguro. Ya en el centro de parís nos volvimos en metro al hostel, para
aprontar todo para irnos al día siguiente a Roma.
Nos
tomamos un metro para salir cerca del Louvre, que lo habíamos conocido el día
anterior. Desde ahí íbamos a caminar hacia el lado opuesto del día anterior.
Pasamos por una especie de feria que tenía juegos como de parque de
diversiones. Caminamos por el parque hasta llegar al principio de una de las
calles más famosas de Francia, la Champs Elysee. En ese lugar pudimos ver el
obelisco que faltaba en el templo de Luxor en Egipto. Tiene una explicación de
como lo trasladaron desde su lugar de origen hasta ahí, y dice que fue
“donado”, habrá que creer o reventar. Pudimos ver desde lejos La Madeleine que
se encuentra ahí cerca. Avanzamos caminando por la Champs Elysee en dirección
al arco del triunfo. En el camino hay muchas tiendas de ropa de marcas
importantes y entramos a mirar algunas. Con respecto a la avenida en lo
personal me la había imaginado un poco distinta, estaba un poco sucia y no muy
cuidada. También puede haber sido que hacía unos días que había habido algo por
ahí ya que había gradas a medio armar, y capaz por eso la mugre. Igualmente es
muy linda toda la vista de esa gran avenida.
Llegamos al arco del triunfo y nos
sacamos las fotos correspondientes. Es bastante grande y muy lindo de ver,
había muchas gente sacándose fotos y nos quedamos un rato buscando la mejor
manera de que saliera todo en una sola foto.
Seguimos avanzando por una avenida
diagonal llamada Kléber para llegar a Jardins du Trocadero, desde donde se ve
bien de frente la torre Eiffel. Pudimos sacar muy lindas fotos desde ahí y nos
parecía increíble estar frente a una de las torres más emblemáticas del mundo.
Comimos como no podía ser de otra manera, una baguette sentados en el parque a
la sombra de los árboles y luego cruzamos el puente sobre el Senna para llegar
abajo mismo de la torre. Teníamos entradas para subir a la cima pero era para
la tardecita, así que seguimos recorriendo y sacándo fotos. Lo que hicimos ahí
fue el tour en barco por el Senna que ya habíamos comprado en donde íbamos a
llegar hasta donde habíamos ido el día anterior, a Notre Dame, así que
recorrimos todo el camino pero en barco, y estuvo muy bueno porque el guía fue
explicando el significado e historia de los diferentes puentes y de las
construcciones que se ven en la orilla del río. Nos dejo de vuelta debajo de la
torre Eiffel, así que retomamos nuestro paseo. Tomamos un helado sentados en
los Champs de Mars, para descansar un rato y apreciar el entorno. Luego
seguimos caminando por los campos y llegamos al final, desde donde se veía la
torre y los campos de forma espectacular. Seguimos caminando y fuimos hasta Les
Invalides que era la residencia de los soldados retirados del servicio
realizando tareas de arreglo de zapatos y uniformes. Volvimos hacia la torre
para poder llegar en hora para subir hasta la cima. Hicimos la fila que éramos
los primeros, ya que habíamos comprado la entrada por internet y teníamos fila
aparte, y subimos en ascensor hasta la mitad de la torre. Ya desde ahí se
notaba la altura y no estábamos ni cerca de la cima. Sacamos algunas fotos y
fuimos hacia el otro ascensor que te lleva hasta lo más alto. De a poco fuimos
subiendo y la verdad que está salado al llegar arriba, se tiene una vista
espectacular de todo París y no te dan los ojos para poder mirar e identificar
todos los lugares. Hay una parte cerrada con vidrios donde te sentís totalmente
seguro y poder mirar a los 360º y después una escalerita que te lleva un poco
más arriba donde no hay vidrios sino todo reja, es muy seguro también pero se
siente el viento en la cara y mirar para abajo está muy salado. Nos quedamos un
buen rato mirando y cada vez encontrábamos algo nuevo. Estuvimos más de 1 hora
mirando, para luego después empezar a bajar. Fue muy lindo poder subir hasta
arriba y apreciar París de esa manera.
Caminamos hasta el subte y volvimos al
hostel, pasando por una especie de bar para comprar algo para llevar a la
habitación para cenar. Fuimos a descansar temprano porque nos íbamos muy
temprano en excursión a Brujas por el día.
Nos
levantamos muy temprano para irnos en tren hacia París, ya que íbamos a tomar
el tren que atraviesa el canal de la mancha por debajo del agua. Salíamos de la
estación de St. Pancras y llegaríamos a Gare Du Nord. Llegamos temprano como
hemos hecho siempre, porque queríamos averiguar para devolver las tarjetas
Oyster card que era la que usábamos para poder viajar en trenes y metros
londinenses. Estas tarjetas las habíamos cargado previamente con Libras y el
último día nos sobraban algunas y no las queríamos perder. Al llegar a St.
Pancras como era una estación internacional no encontramos ninguna máquina o
persona de metros para consultar a donde debíamos “canjear” las Libras
sobrantes. Ceci y Sandra se quedaron con las valijas y me fui corriendo hasta
la estación local que queda al lado. Me fui metiendo en túneles siguiendo los
carteles y esquivando gente, hasta que llegue a los molinetes de la estación y
le pregunte a un señor que trabajaba ahí como hacía para cambiar el dinero, ya
que no había ninguna oficina por ahí. Todo esto en inglés por supuesto, así que
imagínense la cara del señor al escuchar mis frases en inglés. Igualmente me
entendió y me dijo que lo acompañara a unas máquinas, me fue mostrando en la
pantalla todo lo que había que tocar, como enseñándome, yo lo único que quería
era que la máquina largara la plata. Resulta que ponías la tarjeta y a través
de opciones le dabas a “devolver tarjeta” la máquina se la quedaba y después de
varios pasos te devolvía el dinero. Agarro las 3 tarjetas el señor e hizo lo
mismo con todas. Le agradecí y me fui con bastante Libras en los bolsillos
nuevamente corriendo hacia la estación internacional. Llegue con tiempo, pero
decidimos desayunar algo ya que no habíamos comido nada. El mozo era español
así que pedimos todo en español mucho más fácil. Se demoró un poco el pedido y
se nos hacía la hora, así que desayunamos muy rápido cuando trajeron todo. Ya
el cartel del llamado para nuestro tren había dejado de estar en la pantalla
aunque todavía faltaban como 20 min. Al ir a la puerta nos carajearon un poco
porque estábamos tarde, nos hicieron pasar rápido y del otro lado de la puerta
había que hacer el chequeo de valijas y de pasaporte, por eso es que te llaman
tanto tiempo antes. No sabíamos como era el tema porque nunca habíamos hecho un
tren internacional. La cosa fue rápido y salimos casi corriendo a buscar el
anden del tren. Era inmenso el tren y teníamos vagones separados, Ceci se quedo
con Sandra en los primeros vagones y yo corrí hasta encontrar el mío, ya estaba
casi todo el mundo arriba. Llegue al vagón, subí y a los 3 min cerraron las
puertas. El viaje fue espectacular, va rapidísimo y en poco más de 2 horas
estábamos en París, era increíble. Al llegar a Gare du Nord buscamos la salida
que nos quedara más cerca hacia el hostel que quedaba a 3 cuadras de ahí. Ya en
el hostel, nos dieron a elegir entre 2 habitaciones así que elegimos la más
iluminada. Queríamos aprovechar el día, todavía no era mediodía así que
agarramos el mapa arriba de la cama y marcamos todos los lugares para visitar.
Arrancamos a caminar rumbo al Sacre Cour, llegamos después de un rato y subimos
todas las escaleras para llegar a lo alto en donde esta la iglesia. Una linda
vista de París desde ahí arriba y aprovechamos a descansar un rato.
Luego
seguimos rumbo al Moulin Rouge, que quedaba bastante cerca. La zona no era muy
linda, muchos boliches medios raros y muchos sex shop y cabarets. Era mediodía
así que estaban todos cerrados, pero igual no era muy lindo. Obvio que estaba
todo bien y no paso nada, pero nos habíamos imaginado un poco de glamour en ese
lugar tan famoso. Vimos el Moulin Rouge y seguimos viaje. Caminamos muchísimo
perdiéndonos entre las grandes avenidas parisinas. Pasamos por la galería
Lafayette, que estaba llena de chinos, todos haciendo fila para el tax free y
ocupando cuanto lugar había, recorrimos un poco y vimos el increíble techo que
tiene. Seguimos caminando y encontramos un centro de información turística,
donde consultamos para ir por el día a Brujas y el paseo por el Senna. Lo
contratamos así que en dos días teníamos viaje a Bélgica por el día y el otro
día paseábamos por el río.
Seguimos caminando hasta el Museo del Louvre, y nos
sacamos la típica foto con la pirámide de vidrio que se ve desde lejos. Dimos
algunas vueltas más y salimos por la parte de atrás rumbo hacia Notre Dame.
Pasamos por el costado del Senna donde había mucha gente caminando y tomando
aire, si estuvieran en Uruguay estarían tomando mate pero acá no toman nada.
En
el camino tomamos un helado y llegamos a Notre Dame, que por desgracia ya había
cerrado, así que solo la vimos de afuera. Cuando llegamos después de sacarnos
fotos y sacarle fotos a la Notre Dame sola nos quedamos sentados descansando un
poco y observando la gente pasar, la mayoría turistas igual que nosotros, con
sus mapas. Lejos se veía una chica vestida de blanco y dijimos "una
novia!" la locura de ver a la novia surge de que en Turquía empezamos a sacarnos
fotos con parejas que hacían sus exteriores, y allá íbamos 20 locos corriendo y
entre señas a pedir si nos podíamos sacar fotos con ellos, cuestión que eso lo
seguimos haciendo estando todos separados y nos pasábamos por whatsapp. Nos
acercamos y era una pareja de japoneses o de por ahí y le pedimos de sacarnos
una foto, accedieron "thank you" y nos fuimos, en eso el fotógrafo se
"ilumino" y dijo "porque no se ponen uds 2 y ellos y sacamos una
foto de las 2 parejas dándose un beso?" nos copo la idea porque con esa
los matábamos a los de grupo, entonces estábamos los 4 haciendo fotos con Notre
Dame de fondo a 1000 cámaras, GoPro, el fotógrafo, Sandra y muchos más turistas
riéndose y no entendiendo nada. Cosas que uno empieza a hacer por ahí "total...no
nos conoce nadie".
Después Sandra quería comer un crep que vendían en todos lados y ya estaba que no aguantaba más y
fuimos a un bar porque en la carta de la puerta decía que salía 2 euros.
Entramos y nos sentamos y en la carta de adentro decía 12 euros, por lo tanto
nos levantamos y nos fuimos, no sabemos que diferencia tenía comerlo adentro o
afuera, pero no íbamos a pagar 10 euros más por lo mismo. Salimos en busca de
la estación de metro para hacer combinaciones y volver al hostel. No la
encontramos muy fácil ya que el mapa no la marcaba muy bien. Le preguntamos a
una argentina que estaba haciendo paseos guiados gratis en español, si sabía
donde estaba la estación y nos indico mejor. Estaba medio lejos pero ya que
habíamos caminado tanto no fue tan grave. Hicimos una combinación y llegamos al
hostel. A descansar para ir al otro día a conocer la torre Eiffel.
Luego de
desayunar partimos caminando hacía Oxford Street, conocida por ser una zona
donde hay muchas casas de ropa para hacer compras. Vendría a ser como una “8 de
octubre del primer mundo”. Caminamos bastante y recorrimos muchas cuadras, y
también muchas casas de ropa. Yo me quedé en algunas afuera viendo pasar la
gente, mientras Ceci y Sandra buscaban precios baratos adentro. Luego de eso
fuimos nuevamente hacia el Támesis para hacer el paseo en barco. Recorrimos el
río hasta la zona de London Bridge, el puente famoso de esta ciudad. Estuvo muy
lindo el paseo porque teníamos una guía auditiva que nos explicaba cosas de la
historia de los edificios que veíamos. El barco nos volvió a dejar desde donde
salimos, así que recorrimos la orilla pero caminando esta vez, queriendo llegar
al puente que habíamos visto. En el camino pasamos por el Museo de Londres, al
cual entramos y pudimos ver algunas cosas del antiguo Egipto y de la historia
de Londres. Seguimos camino y llegamos al famoso London Bridge, el cual
cruzamos para sacarnos algunas fotos. Nos ataco el hambre así que al mejor
estilo “Parque Rodó” nos comimos unos panchos gigantes debajo del London
Bridge. Después de descansar un poco fuimos volviendo por la orilla y llegamos
al Millennium Bridge, un puente bastante moderno que comunica las dos orillas
del Támesis. Lo cruzamos y llegamos a “Tate Modern” que es el Museo Nacional de
Arte Moderno. Como era gratis entramos, recorrimos un poco pero aprovechamos
más que nada para descansar las piernas y robar un poco de WiFi. El edificio es
viejo, pero todo remodelado por dentro, ya que es el edificio de la antigua
central de energía de Bankside. De ahí caminamos por la parte sur del río hasta
la estación de metro más cercana, y volvimos a la zona cercana al hotel de
calles de comercios. Recorrimos algunas partes más y se nos fue haciendo tarde.
Ya caída la noche salimos hacia el hotel para aprontar todo para partir hacia
París.
En la
mañana me quedé durmiendo un poco más ya que no podía levantarme. Ceci y Sandra
salieron a caminar por los alrededores para aprovechar el día. Llegaron hasta
el Palacio de Buckingham y pudieron ver el famoso cambio de guardia. Siguieron
caminando por el St. James Park y como sin querer llegaron al Big Ben.
Volvieron al hotel a buscarme para almorzar algo y volver a salir a caminar.
Ahí hicimos casi el mismo recorrido para que yo pudiera ver todos esos lugares.
Pasamos nuevamente por el Palacio de Buckingham, donde había quedado bastante
gente en los alrededores luego del cambio de guardia. Habíamos atravesado el
Hyde Park para poder llegar hasta allí, un parque muy lindo y muy grande donde
había gente haciendo deporte, descansando sobre el pasto y alimentando a los
patos que hay por los lagos. Luego pasamos por la Abadía de Westminster,
que es una iglesia gótica muy famosa por ser donde se dan las bodas reales y
por las coronaciones y entierros reales. Seguimos con destino al río Tamesis
para llegar a ver el tan famoso Big Ben. Al llegar a una esquina cerca ya se
podía apreciar el inmenso reloj, que es una de las torres del Palacio de
Westminster, sede del parlamento del Reino Unido. Un edificio inmenso y
hermoso, con una arquitectura que te deja mirándolo por mucho rato para ver
cada rincón y sus esculturas. Tomamos las fotos correspondientes, y cruzamos
hacia un puente donde había empresas que vendían paseos en barco por el
Tamesis. Ya estaban cerradas porque era tardecita, pero los precios estaban a
la vista así que decidimos cual íbamos a hacer al día siguiente. Recorrimos un
poco la zona viendo el Big Ben y el Palacio desde diferentes puntos para sacar
muchas fotos. Se hizo de noche y seguimos caminando sin rumbo, por el barrio,
para conocer lo que fuera. Nos metimos en unas calles que no tenían nada de
turístico, pero que eran lindas porque eran bien típicas londinenses. Mirando
el mapa logramos caminar hasta la estación de metro más cercana para volver al
hotel después de algunas combinaciones. Estaba fresco y no teníamos mucho
abrigo, así que compramos algo de comida y fuimos a comer a la habitación y a preparar
el segundo día de paseos por Londres.