27 feb 2016

Día 1 – Llegada a Londres



Nos despertamos cerca de las 4 a.m. para salir para el aeropuerto. Había llovido toda la madrugada y estaba muy oscuro todavía. Conchi nos llevó y al llegar al aeropuerto no sabíamos a que terminal debíamos ir ya que no teníamos esa información. Recorrimos la más normal de las terminales que supuestamente la gran mayoría de los vuelos salen de esa, y las pantallas no indicaban nada. Era evidente que esa no era, así que volvimos a subir al auto y fuimos hasta la otra. Bajamos corriendo a buscar las pantallas y tampoco, no aparecía nada. Ya entramos a dudar si teníamos bien el pasaje o si no le habíamos errado de fecha. Volvimos corriendo al auto, y solo nos quedaba una terminal, que no se usa mucho y que quedaba más alejada. Llegamos lo más rápido posible y muy nerviosos, buscamos la primer pantalla y por fin aparecía el vuelo nuestro. Problema resuelto, despedimos a Conchi y entramos a hacer los trámites para subir al avión. Ya en la sala de espera pudimos ver salir el sol atrás de los aviones, con un color naranja entre las nubes. 



El vuelo fue normal y en un rato estábamos en suelo londinense. Era increíble estar llegando a Londres, un lugar tan emblemático y con tanta historia de Europa. Llegamos y como no podía ser de otra manera, Londres nos recibió con lluvia. Estaba fresco, más bien tirando a frío y no teníamos mucho abrigo. Nos pusimos el único abrigo que teníamos y salimos a buscar la oficina donde íbamos a comprar la Oyster Card, para poder viajar en trenes, metros y buses. Luego salimos a la puerta a esperar el bus que nos llevara hacia el centro, ya que habíamos llegado a Gatwick, un aeropuerto menor en las afueras y al noreste de Londres. Llegamos y comimos algo en la estación de tren, que era inmensa y había mucha gente caminando para todos lados. Ya se podía ver que estaba todo muy ordenado y limpio, bien británico. Después de entender un poco los carteles, salimos rumbo a las escaleras que nos llevaron al metro. Debíamos ir al otro aeropuerto, Heathrow, donde llegaba Sandra, que nos iba a acompañar de ahora en adelante. La terminal del metro era mismo debajo del aeropuerto, así que fue bien fácil llegar. Esperámos un largo rato y por fin apareció Sandra caminando entre la gente. Había llegado sana y salva, y ya estábamos los tres juntos. Debíamos volver hacia el centro para ir a nuestro hostel. Todo venía bárbaro, después de algunas combinaciones de metro, estábamos llegando al barrio. Es muy fácil andar en metro en Londres, está todo muy señalizado, son rápidos, limpios y cómodos. Nos bajamos y arrancamos a buscar la dirección. Llegamos a unos edificios y era esa la dirección. Habíamos alquilado un apartamento por Airbnb que supuestamente estaba lindo. El barrio no nos gustó mucho pero bueno, había que ver el apto. Llegamos a la puerta y tratamos de entrar según las indicaciones del mail. Había que poner un código en una puerta para que nos diera la llave y poder entrar. No había ningún lugar para poner un código, y el edificio tenía más de una puerta. En la esquina empezaron a aparecer unas caras medias raras que nos veían ir y venir. Volvimos hacia la estación de metro a 4 cuadras para poder tener internet y comunicarnos con el dueño. Nunca contesto nuestros mensajes, así que volvimos a probar suerte al edificio. Esta vez alguien estaba entrando al edificio así que le pedí para entrar. Llegue a la puerta del apto pero estaba cerrado. Salí, y por la ventana de otro apto se asomó un muchacho, al cual con un inglés bastante básico le intentamos explicar lo que nos pasaba. El tampoco hablaba muy bien el inglés, entonces no entendíamos mucho. Resulto ser colombiano je así que ya en español le contamos mejor, y le pedimos la clave del wifi para probar hablar con el dueño nuevamente. A todo esto, arrancó a llover y se hacía de noche. No tuvimos suerte y volvimos hacia la estación de metro. Estuvimos buscando otros hostels u hoteles, pero eran todos carísimos y además íbamos a perder la plata de este que habíamos contratado. Volví por última vez en un intento de ver si podía entrar, y al llegar vi muchas caras raras en la puerta así que desistí de ese lugar. Fuimos a un bar en la esquina a tranquilizarnos y a poder usar el internet para seguir buscando otro hotel. Al final conseguimos uno, así que salimos nuevamente a la estación de metro para ir al nuevo hotel. Después de dos metros llegamos, muertos de cansados y deseando llegar de una vez por todas. El nuevo hotel quedaba en una zona muy linda y estaba bien de bien. No nos anduvo el internet ningún día, pero bueno, era mejor que no tener nada. Compramos algo para comer y a descansar ya que había sido un día muy largo y habíamos pasado mucho nervio. Yo me acosté y los nervios me jugaron una mala pasada, y pase vomitando toda la noche. En fin, no fue una gran llegada a Londres. Igualmente estábamos ahí, queríamos conocer esa hermosa ciudad, no nos íbamos a rendir tan fácil.



DIA 3 - Subida a Monserrat y día en familia


De noche llovió bastante y pensamos que no íbamos a poder subir al Monserrat que es una montaña donde hay un monasterio allá arriba. Desde lo de mi tía se tiene una hermosa vista de esta montaña, pero había que subirla. Por suerte de mañana el día estaba mejor y salimos todos rumbo a la montaña. Nos tomamos un tren que le dicen "cremallera" ya que el sistema que tiene para ir subiendo es como un cierre de un buzo, los rieles se van enganchando al tren para que no se vaya para atrás debido a la gran inclinación. Llegamos y recorrimos el monasterio que es inmenso y muy lindo. Justo había un casamiento así que había bastante gente. Luego decidimos caminar hacia una cruz que está un poco más alta desde donde se ve todo muy lindo. Con los niños se hizo difícil la subida ya que se cansaron bastante, pero igual estuvo lindo y subimos bien. Desde la cruz una hermosa vista, no solo del monasterio sino de todos los pueblos que hay alrededor. Yo recordaba este paisaje cuando fui en el 1999 y quería que Ceci también lo viviera. Hacía bastante calor así que luego de descansar un rato arrancamos la bajada. Nuevamente en la zona del monasterio nos encontramos con mis tíos que se habían quedado ahí. Tomamos nuevamente el tren cremallera y llegamos a los autos para volver a casa. Ese día nos hicimos mucho más, estábamos lejos de la ciudad de Barcelona, así que no queríamos movernos mucho. Pasamos en familia en la piscina y arreglamos las cosas para partir al día siguiente hacia Londres.







Día 2 – Paseo ramblas, Maremagnum, plaza Catalunya, Camp Nou, Montjuic.


Nos levantamos a desayunar con Conchi y Gorka, el más pequeño de la familia. Al mediodía llevamos a Gorka con Pimpy, y con Conchi nos fuimos a recorrer gran parte de Barcelona. Arrancamos por las ramblas, caminando por una zona muy linda, entramos a La Boquería un mercado muy famoso, y seguímos hasta Plaza Catalunya. De ahí bajamos por el barrio gótico y pudimos ver la Catedral gótica inmensa. Llegamos nuevamente a la costa, y cruzamos hacia el Maremagnum, una especia de shopping flotante. A lo lejos se veía a Colón señalando para América en un monumento típico de Barcelona. Cruzamos por el puente para entrar al shopping y por casualidad, al igual que como lo había visto en 1999, el puente corredizo se abrió para dejar pasar un barco. Después de ahí, salimos rumbo a la zona de playa, donde hay bares para comer con vista al mar. Nos pedimos una paella enorme que estaba muy rica, y quedamos super llenos. De ahí nos fuimos al Montjuic, una zona alta de Barcelona donde está el estadio olímpico de los juegos olímpicos de Barcelona 1992. Estaba abierto así que entramos y pudimos sacarnos una foto. Recorrimos un enorme palacio de donde se tiene una hermosa vista de un calle típica de esa zona, todo muy lindo. Comimos un helado y salimos rumbo a la zona de facultades, donde ahí cerca está el Camp Nou. La verdad que la zona es muy linda, todo muy moderno, mucha gente de trabajo, muchas oficinas y mucho movimiento. El estadio es algo espectacular, y todo lo que hay alrededor está pensado para el marketing y para los turistas. Ya era tardecita así que volvimos, porque íbamos a comer un rico asado, que ya lo estábamos extrañando entre tanta comida picante. La verdad que nos rompimos la boca, vacío, chorizo, molleja, se extrañaban esas cosas. Ya de madrugada nos fuimos a dormir que al otro día teníamos nuestro último día en Barcelona.









25 feb 2016

Día 1 – Llegada a Barcelona


Nos despertamos en el hotel de Atenas a desayunar, en la habitación para terminar todo lo que habíamos comprado para comer. Teníamos que salir a media tarde para el aeropuerto, pero nos quedamos en el hotel tranquilos, ordenando todo y descansando. Hacía mucho calor y ya habíamos recorrido mucho de Atenas. En la tarde salimos rumbo a la estación de metro que quedaba a unas cuadras, para hacer combinación y llegar al aeropuerto. Llegamos tan temprano que todavía ni estaba en pantalla el vuelo, faltaban como 4 hs, así que nos sentamos en un rincón a esperar y a almorzar algo. Cuando llegó la hora hicimos los trámites y entramos. Algo que nos pareció raro era no tener que hacer migraciones, porque ya estábamos en Europa así que no era necesario. Teníamos que hacer escala en Madrid, para después volar a Barcelona, era un embole pero bueno no quedaba otra. Llegamos a Madrid y teníamos como 1:30 entre vuelo y vuelo. Bajamos del avión y teníamos hambre, salimos a caminar por barajas que es enorme a buscar algo de comida para comprar, y vimos en las pantallas que ya estaban ingresando los del vuelo a Barcelona, así que salimos corriendo y sin comprar nada para comer. Entramos al avión y comimos lo único que teníamos que eran unas papas chips. Al llegar a Barcelona ya se sentía la emoción y la ansiedad de volver a ver a la familia después de tanto tiempo, ya que nos íbamos a quedar unos días en lo de mis tíos y primos. Salimos bastante rápido del avión y ahí estaban atrás del vidrio, Conchi y Ona, esperándonos. Salimos rumbo a Olesa de Montserrat, a la casa de mis tíos. Nos estaban esperando con una rica comida, todos juntos en el patio. Hacía mucho calor así que nos metimos un rato en la piscina. Se hizo la noche y cenamos todos juntos, contando alguna anécdota del viaje. Ya era bastante tarde y debíamos ir hacia otro pueblo donde vive mi primo Carlitos, ya que nos íbamos a quedar ahí esos días. Estábamos muertos ya que había sido un día largo, pero muy contentos de estar ahí, en familia, en España, disfrutando algo tan simple como una cena, pero que en ese momento después de tantos meses, se valoraba mucho cenar en familia.





DÍA 6 - Acrópolis, Templo de Zeus, Estadio Panathinaikos, Parque olímpico.


Como se podrán imaginar después de ver la foto del hotel, no tenía desayuno, así que me levante y fui hasta un Carrefour que había cerca. Compramos un yogur y unas galletas y tirados en la cama desayunamos mirando los mapas, para marcar la vuelta de ese día. Lo que resolvimos fue empezar por la Acrópolis, así que salimos para allá. Ya en la calle a esa hora el calor se hacía sentir, y aunque estábamos bien frescos de ropa e hidratados igual era insoportable. En la puerta había una larga cola para comprar las entradas, que nos salieron más baratas por tener el carnet de estudiante internacional. La entrada te permitía no solo la visita a la Acrópolis, sino también a diferentes monumentos históricos que quedan cerca. Arrancamos a recorrer la parte de atrás donde se encuentra el Teatro de Dionisio, construido en el siglo V. Seguimos recorriendo diferentes esculturas y ruinas, que hay en el camino hacia la cima, cada vez más altos y con mejor vista de la ciudad. En cada sombra era la parada obligada para tomar agua y además para mirar el paisaje. Ya en la entrada de la Acrópolis ingresamos por la puerta llamada Propileos, llena de gente queriendo entrar y salir. Nos encontramos con dos argentinas que estaban de viaje por Europa y charlamos un rato y les contamos un poco de nuestro viaje. Ya en esa zona recorrimos los más principales monumentos como el antiguo templo de Atenea, el Partenon, el santuario de Zeus, el santuario de Pandión, el templo de Atenea Nike. Era increíble nuevamente como nos ha pasado en muchas partes del viaje, estar en los lugares que uno siempre vio a través de libros o de programas de televisión. No es muy grande el lugar así que lo caminamos bastante, y pudimos ver desde una zona bien cerca a la orilla, los diferentes monumentos que queríamos ir en la ciudad, y nos fuimos armando una ruta más o menos con la vista. En la bajada descansamos un rato a la sombra y nos compramos unos jugos helados que estaban tan ricos como caros. Fuimos caminando hacia el templo de Zeus olímpico donde lo único que queda son las columnas que formaban el templo, inmensas en medio de un parque. Desde ahí seguimos caminando hacia el estadio Panathinaikos o también conocido como Killimármaro, donde se disputó la primera edición de los juegos olímpicos modernos en 1896. 









Luego seguimos con intenciones de llegar al centro, donde comimos en un Mc Donalds. Lo atípico de este restaurante era que para ir al baño tenías que poner en la puerta un código que estaba en la factura de compra. Ceci fue hasta el baño y no sabía que había que llevar la factura, entonces un tipo le mostró la factura, el número que debía usar, y la dejo entrar con el número de su factura. Idea que pensamos que está buena para que no se meta todo el mundo al baño y estén más limpios, aunque en Uruguay seguro esos códigos encontrarían la manera de saberlos todo el mundo. Ya era media tarde y queríamos ir hasta el lugar donde se hicieron los juegos olímpicos en 2004. Habíamos averiguado por internet la línea de metro y la parada, así que allá fuimos. El viaje era bastante largo, tan largo que el metro ya no iba bajo tierra, sino que era más bien un tren. Al llegar nos impactó la soledad de la zona, en esa parada solo nos bajamos nosotros, y no tenía pinta de ser una zona muy concurrida. De a poco fuimos reconociendo estructuras de los juegos olímpicos, los techos de los estadios, los carteles indicando los lugares, caminos para llegar de un estadio a otro. Todo esto estaba sumamente abandonado y entramos como si nada, no había ni una persona, parecía un pueblo fantasma. Pudimos ver (desde afuera) el velódromo, el estadio de basketball, las piscinas olímpicas abiertas y las cerradas, a la cual nos metimos porque vimos gente y movimiento. Resulta que las usan para clases de natación de niños, y estaba lleno de escuelas aprendiendo a nadar y jugando en el agua. Las recorrimos como si fuéramos de ahí, nadie nos dijo nada y miramos un rato los niños jugando y aprendiendo a nadar. Era increíble estar en esos lugares tan vacíos y pensar que en algún momento alguien pagó fortunas para estar en ese mismo lugar viendo alguna disciplina olímpica. Dejamos para el final de la recorrida el estadio olímpico, veíamos el techo desde lejos y hacia allá fuimos. Arrancamos a darle toda la vuelta donde en algunos lugares podíamos estar más cerca y en otro no, debido a las rejas. Ya casi terminando la vuelta en la tribuna principal, vimos que había movimiento como de gente trabajando en oficinas, algunos autos y algún cartel del AEK Athenas. Como no había nadie y vimos una puerta abierta entramos, buscando algún camino que nos llevara lo más adentro posible. Íbamos por un pasillo y vimos a lo lejos 2 personas, así que como si jugáramos a las escondidas salimos rápido para el otro lado. Volvimos a bajar buscando alguna puerta, y aparecieron estas personas de frente a nosotros, ya no podíamos disimular. Le dije que queríamos buscar algún lugar para sacarle alguna foto a la cancha, y nos quedaron mirando con cara de no entender mucho. Se miraron y uno le dijo al otro que nos llevara a tal lado. El tipo arranco a caminar y lo seguimos, salimos nuevamente a la calle y dijimos ta, nos va a decir "sigan tranquilos gurises, a la vereda". En una se mete en una puerta, pasa por un lugar como un pasillo oscuro y llegamos a otra puerta entre abierta. Se paro y no dice "por ahí", le agradecimos y nos mandamos. Pensamos iba a venir con nosotros, pero nos dejo solos. Cruzamos la puerta y ahí estábamos, entrando a la cancha del estadio olímpico, cruzando la pista de atletismo, las vallas, y de frente el podio olímpico. No podíamos creer que lo que empezó como un juego de vamos a ver hasta donde llegamos, terminó con los dos adentro del mismo estadio a nivel de cancha. Nos sacamos las fotos de turno y a lo lejos había gente trabajando en la pista. Nos empezaron a gritar que nos fuéramos, que no podíamos estar ahí. Le hicimos señas con el dedo pero nos quedamos un rato más, estaban lejos e iban a demorar en llegar. Al salir, ese sentimiento de picardía y de satisfacción por haber podido lograr eso. 














Recorrimos un poco más la zona para volver hacia la estación de tren y en un bar nos compramos un agua grande y fría. Tomamos el metro hacia el centro y recorrimos unas ferias de artesanías. Muertos de cansados de tanto caminar, ya con las últimas energías del día, volvimos al hotel a descansar. Mañana nos esperaba una linda alegría que había estado esperando muchos años, volver a ver a mis tíos y primos de Barcelona.

22 feb 2016

DÍA 5 - Llegada a Athenas


Nos levantamos a desayunar al comedor del hostel, ya que estaba incluído y había que aprovechar. Teníamos una hermosa vista desde ese lugar ya que estaba pensado para que las mesas quedaran de frente ya que estábamos como en una altura y era lindo todo lo que se veía desde ahí, la piscina, las casas blancas con techos azules, las montañas a lo lejos, el agua del mar egeo, espectacular!!! Luego de eso aprontamos todo y esperamos a la muchacha del hostel que nos iba a llevar hasta el puerto en auto. Ella era de Albania, hablaba muy bien griego y también inglés, pero también nos contó que estaba estudiando español así que algunas cosas en español pudimos hablar. Era muy amable con nosotros y nos fue mostrando cosas en el camino, además de escuchar algunas cosas que le contamos del viaje. Al llegar al puerto nos despedimos y arrancamos hacia el barco, para subir por la rampa de atrás por la que suben los autos. No era tan grande este barco como el que habíamos llegado a Mykonos, pero igual estaba muy bueno. Subimos y nos quedamos en una especie de comedor arriba del todo, donde la gente se iba reservando lugares para el viaje. Obvio que rápido nos sentamos y tratamos de ocupar bastante lugar para no ir tan incómodos. Por suerte no se llenó tanto así que íbamos bien. Luego de escribir un poco algunas de estas líneas para el blog, nos entró hambre así que comimos unos sandwiches que teníamos, y después de eso nos dormimos sentados con las manos en la mesa y la cabeza apoyada en las manos. Ya a esta altura tenemos el síndrome del viaje de que en cualquier lado que nos quedamos quietos nos dormimos aunque hayamos dormido bien de noche, se ve que es algo que fuimos adquiriendo en estos meses como instinto de supervivencia je. Ya cuando faltaba poco para llegar salimos a la terraza del barco para poder ver la entrada al puerto de Athenas. Desde lejos ya se podía apreciar la Acrópolis en lo alto de un cerro. Ya adentro del puerto bajamos las escaleras para esperar cerca de la puerta para salir lo más rápido que pudiéramos. Teníamos que ir a buscar las valijas y después averiguar como hacer para llegar al hostel. Al salir preguntamos a una policía turística y nos dijo que los buses que había adentro del puerto eran gratis y te dejaban en la estación de metro. Esperamos el siguiente que se lleno ni bien llego, pero a esas cosas ya estamos acostumbrados ya que era lo más parecido al 370 un viernes a las 18 hs. Como pudimos pechando gente subimos los 2 con las 2 valijas y las 2 mochilas. Nos dejo a una cuadra del metro, que tomamos hasta la estación Victoria. En algunas estaciones de metro se pueden ver excavaciones que las dejaron como vidrieras con cosas encontradas de la Grecia antigua descubiertas al hacer los pozos para las líneas de metro. Estábamos cerca del hostel, a solo una cuadra, llegamos y al darnos la habitación la verdad no era lo que habíamos contratado. Era espantosa, tenía dos camas muy sencillas, un roperito, un lavatorio, una tele colgada, un ventilador y nada más; el detalle que si querías ventilador no había tele porque había 1 sólo enchufe. El baño era compartido y también era todo muy viejo. Pero bueno, había salido barato y éramos solo nosotros 2 por dos noches, así que ahí nos quedamos. Nos dimos un baño y salimos a caminar para recorrer un poco la zona. 




Teníamos pensado ir a la Acrópolis al día siguiente pero igual arrancamos para ese lado para ver que podíamos ver de noche. Fuimos por unas peatonales donde había muchas tiendas y mucha gente comiendo y tomando algo. Ya al oscurecer se veía la Acrópolis toda iluminada así que fue un lindo espectáculo. Nos compramos algo parecido a lo que habíamos comido en Turquía, una especie de Kebab que fuimos a comer a una plaza donde había música en vivo. Volvimos caminando hacia el hostel, y ya era bastante tarde. La zona del hostel no era tan linda a esa hora, pero llegamos bien. Hacía mucho calor y salimos al balcón, y teníamos un vecino de cuarto que nos dió charla, era Egipcio el veterano y le dijimos que veníamos de Egipto y hablamos de lugares y esas cosas. Era medio raro el viejo, pero bueno, nos fuimos a acostar. En eso cerca de las 12:30 de la noche ya acostados, arrancaron a golpear la puerta del cuarto, y no queríamos abrir a nadie, estábamos los dos solos y en el piso tampoco había mucho movimiento. Al final después que golpearon 3 veces fui y abrí la puerta, y era el viejo egipcio que me quería pedir 2 euros para tomarse el metro porque me dijo que se iba de madrugada y no tenía para irse. Obvio que le dije que NO en perfecto español jaja y le cerré la puerta lo más rápido que pude. Nos acostamos pero ya quedamos nerviosos así que no dormimos muy bien esa noche. 

DÍA 4 - Recorrido por las playas de Mykonos


Nos levantamos y fuimos a alquilar el cuatriciclo que habíamos averiguado, para poder recorrer gran parte de la isla. Volvimos al hostel a levantar las cosas, y nos despedimos de Lucía y su familia que ya se iban ese día para Atenas. Agarramos las mochilas y el mapa y salimos a recorrer las diferentes playas. Primero fuimos a una que estaba muy linda "Platis Ialos" y no había mucha gente a esa hora, nos encontramos con gente del grupo de viaje y nos quedamos conversando y tomando sol. Para aprovechar el cuatriciclo, y conocer más lugares, nos fuimos la playa "Paradise" era linda pero había muchísimo viento y volaba arena para todos lados, así que no estuvimos mucho rato. De ahí nos fuimos a la "Paraga", que tenía como más movimiento de gente joven, porque además hay un hostel muy famoso que queda en la playa misma. Conseguimos un lugar entre las piedras para ponernos a tomar sol y había ropa en la arena. Vino una muchacha levantó la ropa y se fue, pensamos "la cohibimos" por sentarnos tan cerca y se fue. Nos pusimos bronceador, tomamos sol, nos bañamos y todo normal. Al rato vuelve la muchacha y se sienta en el mismo lugar, que era a menos de 2 mts de nosotros, entonces pensamos que no la habíamos cohibido, que había salido a caminar y nada más. Se sentó, apoyo sus cosas, y para demostrar que no estaba cohibida ni un poquito se saco la parte de arriba de la maya y se puso a hacer topless al lado nuestro. Con Ceci quedamos los dos callados porque no sabíamos en qué idioma hablaba, tenía pinta de que hablaba inglés pero no estábamos seguros. No dijimos nada hasta que nos fuimos a bañar, en donde ahí si nos reímos de la situación. Volvimos a sentarnos a tomar sol y estuvimos como 3 horas ahí, al lado de ella en topless. Algo tan normal para esas latitudes y no tan normal para nosotros. 




Cuando ya era media tarde, decidimos irnos para poder ir a ver el atardecer a la zona donde se ve más linda de la isla. Agarramos el cuatriciclo y volvimos al hotel, nos bañamos y salimos rumbo a la zona del puerto, donde hay unos molinos muy famosos y donde se aprecia una hermosa vista del atardecer. Dejamos el cuatriciclo en la entrada y nos metimos por las calles típicas a recorrer toda esa zona que se conoce como "La pequeña Venecia". Es como casapueblo pero mucho más grande, pero tiene el mismo estilo. Obvio que todo es incomprable para nosotros, precios muy elevados de todas las cosas, ropa, comida, adornos. Cuando estaba por caer el sol volvimos para ubicarnos y tener unas lindas imágenes de la puesta de sol. Fue muy lindo estar ahí apreciando esa belleza natural en uno de los lugares más lindos del mundo. Luego volvimos al hotel a cenar algo y aprontar todo para irnos a nuestro último destino en Grecia, Atenas.






DÍA 3 - Llegada a Mykonos


Nos fuimos en taxi hasta el puerto, y ya se veía de lejos el enorme ferry que nos llevaría a Mykonos. Llegamos temprano así que nos dejaron entrar al ferry y no había mucha gente. Ahí nos encontramos con Jessi y el amigo, que se tomaba el mismo ferry que nosotros, y con mucha otra gente del grupo de viaje, que también iba hacia Mykonos o hacia otro lugares y tomaba el mismo ferry. Conseguimos un living donde había sillones y mesas, y nos quedamos ahí, ya que no teníamos asientos numerados porque eran más caros. El viaje era como de 7 u 8 hs, así que iba a ser bastante largo. Nos pusimos con la compu a respaldar fotos, a escribir en el blog, a pasear por el barco. De a poco se fue pasando la hora hasta que llegamos a Mykonos. Nos iba a estar esperando un auto del hotel que habíamos alquilado. Fue muy difícil conseguir algo acorde a nuestro presupuesto, ya que esta isla es muy cara. Por suerte Lucía y su familia se estaban quedando en ese hotel y preguntaron y había una habitación chiquita y barata para nosotros. El chofer hablaba perfecto español así que en el viaje nos fue contando muchas cosas del lugar. Llegamos y el lugar era muy lindo, piscina adelante y hermosa vista. Salimos a caminar y recorrimos las playas cercanas. Eran playas bien como les gustan a los europeos, muchos bares, reposeras, música, algo que a nosotros no nos gusta tanto porque tenemos eso de que preferimos las playas amplias, con mucha arena cosa de no estar uno encima del otro pero de todos modos el lugar era muy lindo. Seguimos caminando y nos metimos en unas callecitas para ver si encontrábamos alguna almacén y también queríamos averiguar para alquilar un cuatriciclo. Fuimos dando toda la vuelta y volvimos al hotel, en donde nos encontramos con Lucía y nos invitaron a comer milanesas. Así que esa noche fue un cena en familia, un lindo momento en donde pasamos muy bien.



DÍA 2 - Más playa en Samos


Nos levantamos temprano para desayunar, que lo teníamos incluido en el hostel, y después teníamos la habitación hasta las 12hs. Dejamos todo pronto y nos fuimos a tomar sol a la piscina, para aprovecharla un rato. Ya cerca del mediodía agarramos todas las cosas y entregamos la habitación, y salimos en busca de la nueva casa. Era un lindo lugar, unos apartamentos muy lindos y muy bien equipados. Teníamos terraza con un poco de vista al mar, así que almorzamos ahí. Después nos fuimos a la playa que habíamos ido el día anterior, y nos encontramos con gente del grupo de viaje. Cuando ya no dábamos más de sol, subimos para cambiarnos y salir a caminar por la costa. Ya estaba oscureciendo y la costa era muy linda, toda iluminada y la gente paseando y comiendo por ahí. Recorrimos algunas calles y disfrutamos de la hermosa noche que hacía. Ya de vuelta en el hotel, aprontar todo para salir al día siguiente hacia Mykonos.


DÍA 1 - Llegada a Samos


Partimos luego de desayunar, hacia el puerto donde íbamos a tomar un ferry desde Kusadasi a Samos, que es la isla griega más cerca de la costa de Turquía. Era el último desayuno dentro del grupo de viaje, ya que a partir de ahora si seguiríamos solos por este viaje. Además de estar nostálgicos por ser la última comida en grupo, también iba a ser la última que íbamos a tener buffet, así que como buenos uruguayos comimos hasta que nos llenamos bastante. Si bien ya terminaba el Ramadan...el nuestro estaba empezando!! jaja. Ya en el puerto nos dejaron en la puerta, pero tuvimos que esperar a que nos dejaran entrar, no sabemos porque pero nos dejaron a todos afuera al sol, con un calor bárbaro. Después de un rato subimos al ferry, que era bastante chico y nos metimos bien rápido para agarrar un lugar para sentarnos todos juntos. En poco rato fuimos viendo que se acercaba la isla, así que ya estábamos en Grecia casi sin darnos cuenta. Al bajar del ferry, una oficina muy sencilla donde te hacían los trámites de migración, y ya estábamos en la calle con todos los bolsos. Habíamos alquilado un hostel que quedaba en una zona alta y más o menos sabíamos para donde había que agarrar. Pero antes de eso fuimos a unas agencias de viaje que hay ahí mismo donde te bajas, para poder conseguir pasaje para el día siguiente hacia Mykonos y Santorini, y también hacia Atenas. Lamentablemente el próximo ferry a Mykonos salía dentro de dos días, así que nos quedamos sin ir a Santorini, porque era mucha plata para ir solo por un día, creíamos que sería más sencillo conseguir ferrys ya que al ser islas pensamos que la frecuencia era mayor (también porque varias personas nos habían dicho eso). Ahora en vez de 1 día en Samos íbamos a estar 2 días. Arrancamos a caminar hacia el hostel y la subida nos jugó una mala pasada, era totalmente empinada y con la valija, las mochilas y los 40 grados que había, fue casi una tarea imposible. Después de un rato llegamos y el hostel estaba muy lindo, y lo mejor de todo era que toda esa subida había valido la pena por la vista que teníamos desde la habitación. Nos dimos un baño y nos fuimos a recorrer la playa más cercana. No era muy linda, o por lo menos no es lo que uno acostumbra ver como playa. En vez de arena tenía piedras, y además te cobraban para entrar porque te ofrecen reposeras y comida y todas esas cosas que a los europeos les encantan. Nosotros fuimos hasta el final de la playa donde terminaban las reposeras y entramos sin pagar y pusimos nuestra toalla sobre las piedras, sacamos los refuercitos de jamón y queso, la botella de agua, así que igual la disfrutamos. El agua estaba congelada, pero hacía mucho calor, por lo que no fue un problema. 




Nos fuimos de esa playita en busca de otra que también quedaba cerca, y nos encontramos con Pablo, un compañero del grupo de viaje. Nos pusimos a charlar de los precios que eran bastante caros a lo que estábamos acostumbrados, porque acá ya se empieza a usar euros. Nos dijo que él había encontrado un carrefour donde las cosas eran mucho más baratas que en la almacén de la esquina, así que después de la playa salimos en busca de los precios bajos. Quedaba bastante lejos y no sabíamos muy bien por donde, así que caminamos bastante, pero lo encontramos. Valió la pena ir, ya que gastamos la mitad de plata y compramos muchas cosas. El problema fue la vuelta, estábamos lejos y en una altura, y para no bajar hasta el nivel del mar para volver a hacer la subida de la mañana, decidimos ir cortando por las calles de arriba. Salió bastante bien la vuelta pero igual llegamos muy cansados. Teníamos que conseguir un día más en el hotel, porque habíamos reservado solo un día. Lamentablemente estaba todo reservado, así que nos pusimos a buscar en internet y encontramos uno que quedaba cerca y era más barato. Ya con el siguiente día solucionado, hicimos de cenar, nos tomamos una cerveza local y nos fuimos a dormir tranquilos.


DÍA 8 - Hierapolis, Efesos, Basílica San Juan Bautista, Llegada a Kusadasi

Salimos hacía el penúltimo día en Turquía, avanzando por la ruta hasta llegar a la costa oeste del país al mar Egeo. La primer visita fue a Hierápolis, una antigua ciudad Helenística que fue destruida varias veces por los constantes terremotos desde 17 hasta el 1354 donde fue destruida completamente. Era usada como descanso de verano por los nobles aprovechando las aguas termales de la zona. Lo que se puede observar todavía son las puertas de la ciudad que están intactas y son de una arquitectura tremenda, los teatros que tienen una capacidad para 20.000 personas, y los baños romanos construidos en el siglo II. Tenían una gran tecnología para reserva de agua y para vivir como ciudad, pensando en la época que estamos hablando. Luego seguimos hacia Efesos una antigua ciudad que fuera una de las doce ciudades Jónicas a orillas del Egeo. Caminamos por las ruinas de la ciudad que estaban llenas de gente y hacía mucho calor, buscábamos sombra en todos lados. Luego de ver las cisternas de la ciudad, llegamos a la fachada de la Biblioteca de Celso, construida para guardar 120.000 rollos y para servir como tumba de Celso. Lo que queda es una inmensa fachada, que aunque ha sido reconstruida, guarda mucho de lo original. Entramos y esperamos a la sombra un rato ya que el calor era tremendo. Después de ahí fuimos a almorzar para después seguir hacia la Basílica de San Juan Bautista. Está ubicada en una altura desde donde se tiene una hermosa vista. Se veía a lo lejos una bandera de Turquía atrás de unos muros, y hasta allá arriba fuimos, buscando mayor altura para sacar alguna foto. La basílica fue construida en el 548 por Justiniano para honrar al apóstol Juan. Obviamente lo que quedan son casi todo ruinas, pero fue un lindo paseo. En este lugar se encuentra la casa de la virgen María, donde según cuenta la tradición, Juan el Evengelista llevo a María luego de la crucifixión de Cristo. 




  


Luego de toda esa recorrida histórica y religiosa fuimos hasta el hotel en Kusadasi. El hotel estaba muy lindo, era un edificio muy alto frente al mar. Kusadasi nos hizo acordar mucho a Piriápolis, con su puerto, su rambla, barcos paseando, gente caminando. Obvio que era mucho más grande lo que también nos hizo acordar a Punta del Este. Aprovechamos las últimas horas de sol para usar la hermosa piscina del hotel, y de noche salimos a caminar por la rambla. Después cenamos en el hotel y fuimos a aprontar todo para salir al otro día temprano hacia Grecia. 

DÍA 7 - Mezquita Mevlana, llegada a Pamukkale.

Salimos como siempre bien temprano, y después de un par de horas de viaje fuimos a la Mezquita Mevlana, que lo que tiene de diferente a las demás es que en ella hay guardado en el centro en un cofre, restos de cabello de Mahoma, el cual es abierto al público 1 vez por año. Además es una mezquita sagrada para una orden llamada Deviches, surgida en el siglo XIII en Konya. Después fuimos a comer a un restaurante donde había gente de todo el mundo, en cada mesa ponían una bandera de donde eran los comensales. Había yankees, colombianos, peruanos, indios, brasileros, griegos, y nosotros. Después salimos hacia el hotel, ya deseando llegar por el gran calor y las horas de ruta. 



Ya en el hotel descansamos un rato y salimos hacia la mayor atracción de este lugar, Pamukkale, los llamados castillos de algodón, que son formaciones de piscinas con aguas termales con gran cantidad de bicarbonato y calcio. Con los años y los terremotos estas aguas fueron cambiando su curso y formaron grandes piscinas naturales que contienen piedra caliza y que descienden en forma de cascada. Aprovechamos para darnos unos baños de esta agua calentita mientras descendíamos por las diferentes piscinas. Un maravilloso lugar y una hermosa vista desde lo alto del valle. Actualmente lo tienen bastante regulado y hay un sistema para frenar o largar el agua, por lo que por momentos algunas piscinas están vacías. 





Después de muchas fotos y recorrer toda la zona volvimos hacia el hotel. Para variar en el hotel también hay aguas termales, así que nos metimos nuevamente. De lejos parecía muy sucia el agua, estaba como verde, pero es por la gran cantidad de minerales que tiene. Me puse a conversar con un Coreano y a contarle del viaje, me costó hacerle entender que no éramos millonarios sino que éramos estudiantes de una universidad pública, de un país del tercer mundo. El coreano quedó medio desconcertado, pero después de escuchar más o menos toda la historia entendió. Además recuerden que todas estas charlas se dan en inglés, y mi vocabulario es bastante acotado je. Cenamos a orillas de la piscina, con un pianista que tocaba en vivo, todo muy glamoroso, hasta que los uruguayos tuvimos que romper con tanto protocolo. Fuimos todos a abrazar al pianista y a sacarnos fotos con él, quien accedió muy amablemente. Casi terminamos todos en la piscina con pianista incluido.
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