18 abr 2015

DÍA 3 – Paseo por Bali


Nos pasaron a buscar temprano y partimos en las 3 camionetas. Primero fuimos a ver una danza típica del lugar, donde la historia cuenta que se enfrentan el bien y el mal. A través de diferentes escenas se representa la lucha entre ambos, y es algo muy tomado en cuenta por la religión de acá, que es el hinduismo. 



El conductor nuestro arranco bien, se reía y todo, pero después se fue complicando la cosa. Tuvo una discusión con el conductor del otro auto, que era el jefe y cambió su actitud. Además, también ayudo que Juan le comento así como por decir algo que no le había gustado tanto la danza. A partir de ahí, la relación cambio.
Después seguimos hacia el norte, con la intención de conocer las terrazas de arroz, un templo budista, otro templo que está lleno de monos, y un volcán. Por estos lados la corrupción es tremenda y está como aceptada por todos. Cada tanto había policías parando a cualquier auto y pidiéndole una especia de peaje para que lo dejaran seguir. Para ellos, es algo sumamente normal y totalmente aceptado.  Fuimos a un bar a almorzar, que estaba muy buena la vista, era bien enfrente al volcán. Era un espeto corrido así que después de negociar el precio, nos sentamos a comer. Bastante picante todo, pero muy rico.



Seguimos camino a los arrozales, y acá se termino de romper la relación entre nuestro chofer y nosotros. Al llegar nuevamente un “peaje humano”, si querés parar y sacar fotos paga tanto. Nuestro conductor nos dijo que pagáramos, a lo que no accedimos, ya que otros autos no pagaban, ni siquiera nuestros compañeros. Se enojo un poco, y después de putearlo en un perfecto español, que no entendió las palabras pero si los gestos, arrancó enojado y bien rápido cosa de que no pudiéramos sacar fotos. Después nos enteramos que los demás gurises pararon y se bajaron y sacaron las fotos que quisieron. Así que bueno, no sabemos que tan buenos estan los arrozales, los veremos en Vietnam. Seguimos rumbo un templo sin pasar por el de los monos, que a esa hora ya estaba cerrado. Llegamos y estaba bueno, te ponían una especie de pollera para cubrirte las rodillas y recién ahí podíamos entrar. Estuvo bueno ya que no había nadie y pudimos hacer una sesión de fotos, con la complicidad del otro conductor que se prendió en todo con nosotros. 





Al salir solo dejabas unas monedas a voluntad, así que por ahora fue lo mejor y lo que menos plata nos salió. Seguimos manejando hacia el sur con destino al hostel, y luego de unas horas, nos dicen de la otra camioneta que habían arreglado con el chofer para pasar por una playa que estaba buena y ver el atardecer, antes de ir al hostel. A nuestro chofer no le gusto nada, pero nos llevo igual. Al llegar nos metieron en un bar que tenía salida a la playa como para que nos quedáramos a tomar algo ahí. Obvio que seguimos de largo y bajamos a la playa sin comprar nada, no era lo que habíamos arreglado. Nos siguieron todos los empleados del lugar, pero no le dimos bola. Caminamos por la playa ya de noche y luego sí nos llevaron para el hostel. La verdad que fue un día largo y bastante intenso, conocimos gran parte de la isla, y también conocimos un poco de toda la cultura balinesa con todo lo que nos pasó. En resumen, un país que tiene muchas cosas hermosas y que vive de la coima y la joda. No nos arrepentimos porque fue una experiencia que solo se puede conocer si se vive de esa manera. Mañana nos vamos a Gili Trawangan, una isla que promete lindas playas.

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