Nos pasaron a buscar temprano y partimos en las 3
camionetas. Primero fuimos a ver una danza típica del lugar, donde la historia
cuenta que se enfrentan el bien y el mal. A través de diferentes escenas se
representa la lucha entre ambos, y es algo muy tomado en cuenta por la religión
de acá, que es el hinduismo.
El conductor nuestro arranco bien, se reía y todo,
pero después se fue complicando la cosa. Tuvo una discusión con el conductor
del otro auto, que era el jefe y cambió su actitud. Además, también ayudo que
Juan le comento así como por decir algo que no le había gustado tanto la danza.
A partir de ahí, la relación cambio.
Después seguimos hacia el norte, con la intención de conocer
las terrazas de arroz, un templo budista, otro templo que está lleno de monos,
y un volcán. Por estos lados la corrupción es tremenda y está como aceptada por
todos. Cada tanto había policías parando a cualquier auto y pidiéndole una
especia de peaje para que lo dejaran seguir. Para ellos, es algo sumamente
normal y totalmente aceptado. Fuimos a
un bar a almorzar, que estaba muy buena la vista, era bien enfrente al volcán.
Era un espeto corrido así que después de negociar el precio, nos sentamos a
comer. Bastante picante todo, pero muy rico.
Al salir solo dejabas unas monedas a voluntad, así que por ahora fue lo mejor y lo que menos plata nos salió. Seguimos manejando hacia el sur con destino al hostel, y luego de unas horas, nos dicen de la otra camioneta que habían arreglado con el chofer para pasar por una playa que estaba buena y ver el atardecer, antes de ir al hostel. A nuestro chofer no le gusto nada, pero nos llevo igual. Al llegar nos metieron en un bar que tenía salida a la playa como para que nos quedáramos a tomar algo ahí. Obvio que seguimos de largo y bajamos a la playa sin comprar nada, no era lo que habíamos arreglado. Nos siguieron todos los empleados del lugar, pero no le dimos bola. Caminamos por la playa ya de noche y luego sí nos llevaron para el hostel. La verdad que fue un día largo y bastante intenso, conocimos gran parte de la isla, y también conocimos un poco de toda la cultura balinesa con todo lo que nos pasó. En resumen, un país que tiene muchas cosas hermosas y que vive de la coima y la joda. No nos arrepentimos porque fue una experiencia que solo se puede conocer si se vive de esa manera. Mañana nos vamos a Gili Trawangan, una isla que promete lindas playas.
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