5 abr 2015

DÍA 1 - Opera House

Llegamos al aeropuerto y fuimos a averiguar cual era la mejor manera de ir hasta el hostel. Como solo éramos 3 no podíamos  conseguir un precio razonable por un taxi. Decidimos irnos en tren que habíamos averiguado y nos dejaba a 3 cuadras del hostel. El tren tremendo, vagones de 2 pisos y muy modernos. Llegamos en 10 minutos y salimos perfecto en la esquina que queríamos. Imposible perderte, te va indicando todo y con un mapita en mano tas hecho. Caminamos las 3 cuadras hacia el hostel y al llegar la peor noticia para esa hora y ese cansancio, ascensor roto!! A subir 2 pisos por escalera hasta la recepción y después 2 pisos más hasta la habitación. Por lo demás, está muy bueno el hostel, tiene lindas camas, lindos baños y duchas, y una recepción con unos sofás tremendos y hay wifi gratis.
Dejamos todo y así nomás, casi sin dormir esa noche, nos preparamos un mate y nos fuimos a caminar los 3. Arrancamos hacía el lugar que nos habíamos bajado, pq vimos que había un parque lindo. Tremendamente ordenado y limpio el parque, aunque en las calles se veía un poco de basura. Después pasamos por una catedral que era impresionante, St.Mary se llamaba, y nos metimos a ver como era. Era como una construcción bien británica, alta y sumamente detallada. Adentro los vidrios y las esculturas eran maravillosas. Había un órgano de esos de iglesia gigante, y en una empezamos a sentir que sonaba, había un tipo que lo estaba tocando. Nose como hacía para tocar con tantos botones, pero salía un sonido espectacular.
Seguimos caminando y la intención era llegar al Opera House, enfilamos para la calle que nos dejaba ahí.  Mucho calor y sin dormir, se estaba haciendo brava la llegada. Pero queríamos verlo a toda costa. Por fin llegamos y esa última cuadra se hizo linda, ir bajando e ir viendo a lo lejos el puente y el Opera House fue tremendo. Lleno de gente por todos lados, mucho Chino como de costumbre. Costaba creer que estábamos ahí. El lugar es espectacular, la vista del puente, el agua clara, los bares con sus mesitas acomodadas para tomar algo con esa vista, el Opera inmenso y sus escaleras, la vista de los edificios gigantes a lo lejos, un lugar muy emblemático que estábamos conociendo. Se disfruto mucho esa mañana a pesar de la falta de sueño.





Seguimos caminando emprendiendo retirada hacia el hostel, era mediodía y picaba el hambre y el sueño. De camino un supermercado enorme donde entramos y compramos lasagna hecha, a calentarla, comer, y a dormir una siesta, era necesaria.
De tarde iban a ir llegando los demás gurises, así que de noche la idea era volver al Opera todos juntos, para verlo de noche. Fuimos por otro camino para conocer otras cosas.  Las calles llenas de gente, bastante diversidad de gente, aunque no tanto como en Auckland. El Opera House de noche y el puente iluminado nos seguía sorprendiendo. No había tanto movimiento porque acá todo termina temprano, pero el lugar era increíble. Volvimos al hostel  luego de pasear un rato más, para arrancar mañana temprano otros paseos.

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