22 feb 2016

DÍA 7 - Mezquita Mevlana, llegada a Pamukkale.

Salimos como siempre bien temprano, y después de un par de horas de viaje fuimos a la Mezquita Mevlana, que lo que tiene de diferente a las demás es que en ella hay guardado en el centro en un cofre, restos de cabello de Mahoma, el cual es abierto al público 1 vez por año. Además es una mezquita sagrada para una orden llamada Deviches, surgida en el siglo XIII en Konya. Después fuimos a comer a un restaurante donde había gente de todo el mundo, en cada mesa ponían una bandera de donde eran los comensales. Había yankees, colombianos, peruanos, indios, brasileros, griegos, y nosotros. Después salimos hacia el hotel, ya deseando llegar por el gran calor y las horas de ruta. 



Ya en el hotel descansamos un rato y salimos hacia la mayor atracción de este lugar, Pamukkale, los llamados castillos de algodón, que son formaciones de piscinas con aguas termales con gran cantidad de bicarbonato y calcio. Con los años y los terremotos estas aguas fueron cambiando su curso y formaron grandes piscinas naturales que contienen piedra caliza y que descienden en forma de cascada. Aprovechamos para darnos unos baños de esta agua calentita mientras descendíamos por las diferentes piscinas. Un maravilloso lugar y una hermosa vista desde lo alto del valle. Actualmente lo tienen bastante regulado y hay un sistema para frenar o largar el agua, por lo que por momentos algunas piscinas están vacías. 





Después de muchas fotos y recorrer toda la zona volvimos hacia el hotel. Para variar en el hotel también hay aguas termales, así que nos metimos nuevamente. De lejos parecía muy sucia el agua, estaba como verde, pero es por la gran cantidad de minerales que tiene. Me puse a conversar con un Coreano y a contarle del viaje, me costó hacerle entender que no éramos millonarios sino que éramos estudiantes de una universidad pública, de un país del tercer mundo. El coreano quedó medio desconcertado, pero después de escuchar más o menos toda la historia entendió. Además recuerden que todas estas charlas se dan en inglés, y mi vocabulario es bastante acotado je. Cenamos a orillas de la piscina, con un pianista que tocaba en vivo, todo muy glamoroso, hasta que los uruguayos tuvimos que romper con tanto protocolo. Fuimos todos a abrazar al pianista y a sacarnos fotos con él, quien accedió muy amablemente. Casi terminamos todos en la piscina con pianista incluido.

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