Salimos
hacía el penúltimo día en Turquía, avanzando por la ruta hasta llegar a la
costa oeste del país al mar Egeo. La primer visita fue a Hierápolis, una
antigua ciudad Helenística que fue destruida varias veces por los constantes
terremotos desde 17 hasta el 1354 donde fue destruida completamente. Era usada
como descanso de verano por los nobles aprovechando las aguas termales de la
zona. Lo que se puede observar todavía son las puertas de la ciudad que están
intactas y son de una arquitectura tremenda, los teatros que tienen una
capacidad para 20.000 personas, y los baños romanos construidos en el siglo II.
Tenían una gran tecnología para reserva de agua y para vivir como ciudad,
pensando en la época que estamos hablando. Luego seguimos hacia Efesos una
antigua ciudad que fuera una de las doce ciudades Jónicas a orillas del Egeo.
Caminamos por las ruinas de la ciudad que estaban llenas de gente y hacía mucho
calor, buscábamos sombra en todos lados. Luego de ver las cisternas de la
ciudad, llegamos a la fachada de la Biblioteca de Celso, construida para
guardar 120.000 rollos y para servir como tumba de Celso. Lo que queda es una
inmensa fachada, que aunque ha sido reconstruida, guarda mucho de lo original.
Entramos y esperamos a la sombra un rato ya que el calor era tremendo. Después
de ahí fuimos a almorzar para después seguir hacia la Basílica de San Juan
Bautista. Está ubicada en una altura desde donde se tiene una hermosa vista. Se
veía a lo lejos una bandera de Turquía atrás de unos muros, y hasta allá arriba
fuimos, buscando mayor altura para sacar alguna foto. La basílica fue
construida en el 548 por Justiniano para honrar al apóstol Juan. Obviamente lo
que quedan son casi todo ruinas, pero fue un lindo paseo. En este lugar se
encuentra la casa de la virgen María, donde según cuenta la tradición, Juan el
Evengelista llevo a María luego de la crucifixión de Cristo.
Luego de toda esa
recorrida histórica y religiosa fuimos hasta el hotel en Kusadasi. El hotel
estaba muy lindo, era un edificio muy alto frente al mar. Kusadasi nos hizo
acordar mucho a Piriápolis, con su puerto, su rambla, barcos paseando, gente
caminando. Obvio que era mucho más grande lo que también nos hizo acordar a
Punta del Este. Aprovechamos las últimas horas de sol para usar la hermosa
piscina del hotel, y de noche salimos a caminar por la rambla. Después cenamos
en el hotel y fuimos a aprontar todo para salir al otro día temprano hacia
Grecia.
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