9 jul 2015

DÍA 1 – Vuelo a Hong Kong


Nos levantamos y volvimos al living del hostel, nos sentíamos como en casa estando tirados sin tener nada que hacer. Se nos fue la mañana conversando y tomando mate, y comimos algo antes de salir rumbo al aeropuerto. Habíamos averiguado cómo hacer para ir y queríamos aprovechar la oportunidad de viajar en uno de los trenes más rápidos del mundo. Tomamos un metro hasta la estación donde salía ese tren y lo esperamos. Salía más caro que el tren común obviamente, ya que el otro demoraba como 1 hora, y este en 8 minutos te dejaba en la puerta del aeropuerto, ya que iba a 300km por hora. No tuvimos que esperarlo mucho ya que nos habíamos fijado la hora que salía. Es el tren magnético que va despegado del piso, y va realmente rápido. Se te llegan a tapar los oídos por la velocidad que agarra. Hay que sacar las fotos rápido y estar atento a todo porque los 8 minutos se pasan muy rápido y cuando queres acordar ya estás en el aeropuerto.



Buscamos la puerta que teníamos que ir y ya empezamos con los problemas que nos traería Hong Kong. Nos dispusimos a hacer el Check in y fuimos pasando uno a uno, pero Ange tuvo problemas. Le decían que ella no tenía ningún vuelo con su pasaporte, que en el sistema no había nada, ni ese vuelo ni todos los que venían después. En Uruguay era 1 de mayo a las 4 de la mañana, pero igualmente llamamos a Julio de rumbos y pudo solucionar el problema. Lo que había pasado era que Qantas le había cambiado un tramo en su viaje a Sydney y le había cancelado un tramo del pasaje vuelta al mundo, lo que hace cancelar todos los demás. Se le consiguió otro vuelo para que pudiera viajar, con la condición de que al llegar a Hong Kong lo solucionáramos. Suerte que habíamos ido con tiempo y en el tren rápido, sino no hubiéramos llegado a hacer todo lo que tuvimos que hacer en tan poco tiempo. Llegamos a Hong Kong y teníamos que averiguar donde quedaba la oficina de Qantas y además donde era que se mandaban las encomiendas para Uruguay, ya que todos traíamos muchos kilos en la valija y precisábamos liberar peso. Resulto que la oficina de correos y Qantas estaban las dos cerradas por la hora que eran, así que debíamos volver al otro día por esos temas. Averiguamos para ir al hostel y lo mejor era tomarse un bus que nos dejaba en la puerta, no eran tan baratos pero era lo que había. Sacamos los pasajes y nos subimos, el bus como es un servicio del aeropuerto tiene adentro lugares para poner las valijas así que estaba bastante acomodado todo. Llegamos al hostel cerca de las 22hs, y nos propusimos hospedarnos. Ya la entrada era muy bizarra, era como una galería debajo de un edificio enorme, lleno de Indios, Turcos, Musulmanes, Africanos, Árabes, Chinos, todos juntos… y nosotros con todas las valijas. Para el ascensor era interminable la cola, por lo que demoramos mucho en subir. Al llegar a la recepción del hostel, ya vimos que algo no andaba bien, era lo más parecido a un pasillo del Hospital de Clínicas, gente en el piso con todas sus valijas, caras largas y de cansancio. Nosotros pensamos que íbamos a estar dentro de poco en nuestras habitaciones así que seguimos de largo, aunque ya era muy raro todo eso y no nos cerraba mucho ese lugar. En la recepción les decimos que teníamos reservas de 13 personas y nos dicen que no, que solo tienen lugar para 8 personas. Nuestras reservas eran de hacía muchos meses así que no podía ser que no estuvieran, pero no estaban. Habían vendido nuestros lugares. Nos ofrecieron lugares disponibles en otro hostel en esos mismos edificios, porque hay muchos hostel ahí. Dijimos que sí mientras haya lugar, y nos llevaron 2 tipos que no eran muy amables. Había que bajar el ascensor e ir a otra torre por otro ascensor, y ya no nos gustó nada. Llegamos al otro lugar y las habitaciones eran los más parecido a una habitación del Comcar. Para que se hagan una idea entre cama y cama, que eran 2 por pieza, no entraba ni una valija de costado. El baño tenía la ducha encima del wáter, y además el olor a encierro era tremendo. Le dijimos que no, que ahí no nos quedábamos porque habíamos pagado por otra cosa, por una habitación normal. Volvimos a donde estaban los demás esperando en la otra torre y decidimos que ahí no nos quedábamos. El problema era que hacíamos, eran las 12 de la noche y no teníamos hostel. La señora de la recepción no era nada amable, y nosotros tampoco con ella. Hicimos campamento en el piso con todas nuestras cosas y le usamos el wifi para conseguir algo por internet a esa hora, tarea nada fácil. Después de mucho buscar conseguimos un apartamento para los 13 por AirBnb, una página donde dueños de casas o apartamentos las alquilan. El problema era que no era para esa noche, era para la siguiente. Nos volvimos a pelear con la señora que no nos quería dejar sacar fotos a los papeles de la cancelación y le dijimos algunos insultos en español, a lo que la doña respodía “Dont call me P.U.T.A.” La única que nos quedaba era irnos de ahí y volver al aeropuerto, a pasar la noche ahí, porque era el único lugar seguro donde podíamos estar con todas las valijas y a esa hora de la noche. Así que a las 2 de la mañana salimos a esperar el bus para volver al aeropuerto, no era una zona muy linda, pero éramos 13 personas juntas así que era difícil que alguien se nos acercara. Tomamos el bus nuevamente y recorrimos otra vez el mismo camino de 1 hora para llegar, y buscamos un rincón del aeropuerto donde poder armar campamento. Pusimos todos los carros con las valijas y tiramos al piso las mantas del avión que habíamos tomado prestadas algunos destinos antes. El piso era bastante duro y no pudimos descansar mucho, pero algo dormimos. Además estaba el miedo de dormirse y que al despertarse faltara alguna valija, pero bueno, era lo que había. Lo bueno de todo esto era que a las 8 abría la oficina de correos e íbamos a poder mandar las encomiendas y liberar peso, y además ir a solucionar el tema de Ange con los pasajes.



Así que a las 8 todos nos “levantamos” y fuimos yendo al baño que quedaba cerca, como si fuera el de un hotel, cepillo de dientes y algún cambio de ropa y listo. Estábamos muertos de cansados pero el día recién empezaba, así que fuimos a armar la encomienda, y a desayunar algo para despertarse. Luego de todo eso, ya eran como las 12 del mediodía y teníamos que volver a la ciudad a ir a buscar el apartamento que habíamos alquilado. Ange se tuvo que quedar hasta la tarde para resolver el tema de sus pasajes, porque no habían podido todavía. Volvimos a tomar el mismo bus del aeropuerto pero ahora para ir al apartamento. Obvio que en el camino nos dormimos todos, porque ya lo conocíamos y con el GPS sabíamos dónde bajarnos. Después de caminar unas cuadras llegamos al edificio y supuestamente la llave la dueña la iba a dejar en el lugar donde se dejan las cartas y las facturas, pero no estaba. Era obvio que no nos iba a salir ni una bien en Hong Kong, así que ya estábamos acostumbrados. El portero no entendía nada de inglés y las señas y gestos tampoco tuvieron éxito. Subimos algunos al piso donde era el apartamento, y estaba todo cerrado. Ya no sabíamos que hacer, porque la dueña nos había dicho eso y ahora no teníamos el wifi del aeropuerto para preguntarle. Nos había mandado todas las instrucciones de la casa por mail re bien, pero no podíamos entrar. A alguien se le ocurrió mirar debajo de la alfombra y la tan ansiada llave estaba ahí!!! Entramos y el apartamento estaba espectacular, tenía 5 cuartos con camas de cuchetas, dobles, triples, 2 baños, cocina, living amplio. Era lo que estábamos precisando después de todo este largo día. Comimos algo del seven eleven de enfrente y nos dormimos tremenda siesta, necesaria a esa altura ya. Teníamos pocos días en este país y ya habíamos perdido mucho tiempo, así que de tardecita salimos a recorrer un poco. Fuimos en busca de un lugar donde vendían tecnología barata, eran como 3 pisos llenos de computadores y celulares y cosas electrónicas de todo tipo. Compramos la computadora con la cual estamos escribiendo estas líneas ahora mismo, y realmente era barato. Caminamos algunas cuadras más pero no mucho porque igual estábamos cansados. Volvimos “a casa” y estábamos de festejo porque era el cumple de Lucía, así que comimos algo rico para festejar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Powered By Blogger